domingo, 24 de febrero de 2019

PRACTICUM - SEMANA 4


Durante esta semana, lo más destacado fue sin duda enfrentarnos a una clase y a una unidad didáctica. Fue la primera vez que lo hacíamos y el resultado fue muy positivo. Trabajamos con dos grupos diferentes y, en ambos casos, la experiencia es justo lo que veníamos buscando.

Preparamos a conciencia nuestra explicación. Preparamos todo el material para la parte más teórica, impartida de forma magistral, pero sobre todo la presentación síntesis de las ideas fundamentales de manera muy visual, para facilitársela al alumnado como hoja de clase y trabajo, y las dos tareas, una a desarrollar en el aula, y la segunda entre el aula y en casa, que analizaríamos y evaluaríamos con posterioridad. Por último, una última prueba test de evaluación relativa, para medir el nivel de asimilación de conceptos del alumnado; y finalmente una evaluación por parte del alumnado hacia nuestra actividad docente.

Así lo habíamos preparado todo, y esperábamos que saliese bien.

Y así fue. Impartimos nuestra primera clase partiendo de una Geografía crítica y con tres afirmaciones generalizadas y comúnmente aceptadas. Y desmontamos todas esas afirmaciones de una forma divertida, desembocando en las Proyecciones Cartográficas y haciendo su explicación mucho menos compleja.

De hecho, los dos talleres que organizamos pretendían que el propio alumnado descubriese la realidad con sus propios medios, su propia actitud y su propia iniciativa.

La primera actividad partía de un regalo por mi parte: una mandarina. Los alumnos debían pelar su cáscara y ponerla en plano. La mandarina asemejaba el planeta Tierra; la piel en plano, era el símil de un mapa. Al día siguiente, ambas clases trajeron su piel de mandarina, pero nadie había conseguido hacer un rectángulo con ella. Así fue más fácil explicar que es imposible hacerlo, y que para hacerlo esa piel debía ser plastilina y debíamos estirarla. Este modo de estirar son las deformaciones que ocurren en las Proyecciones Cartográficas, y por eso vemos que Groenlandia es igual de grande que África en una proyección conforme, como la de Mercator. Pero en realidad Groenlandia tiene 2 millones de km. cuadrados y África 30. Con la mandarina conseguimos que entendiesen ambos hechos y también que ahora vean los mapas desde una óptica crítica.

El segundo taller lo titulamos "Mapas Mentales". Se dio al alumnado un folio en blanco y se les pidió que dibujasen de forma totalmente libre la clase. Respondíamos a todas sus preguntas, en todas dándoles absoluta libertad y responsabilidad de lo que hiciesen. Al final, recogimos los mapas y nos los llevamos a casa, donde analizamos las diferentes formas de dibujar la clase.

En sesiones sucesivas fuimos mostrando proyectadas las imágenes de sus propios dibujos. Analizamos cómo cada cual había dibujado unas cosas y no otras; cómo algunos eran detallistas y otros groseros; la mayoría usaba un plano cenital, pero algunos un plano en 3 dimensiones.

Con este análisis de la subjetividad de un mapa de clase, exportamos la idea a la cartografía: un mapa sí que es una representación de la tierra, pero tiene parte de subjetividad. Lo entendieron a la primera, porque cada cual había dibujado una clase que parecía diferente, pero la clase es la que es, la misma para todos y todas.

A final de semana, tuvimos una reunión con el Departamento de Orientación, organizada por el centro. Nos hablaron de sus funciones y competencias y respondieron a todas nuestras preguntas de forma amable y cercana.

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